Os dejo un vídeo de Melina Furman, doctora en Ciencia de la Educación de la Universidad de Columbia (EEUU) e investigadora del CONICET (Argentina), quien opina que estamos enseñando a los niños “a no pensar” y para cambiar esto es clave el papel que juega la escuela.
En el vídeo Melina llama la atención sobre la importancia de la formación docente (pone como uno de los ejemplos a maestras investigando sobre los cambios en la frecuencia cardíaca ante distintos tipos de ejercicio físico) y la colaboración entre el profesorado para poder mejorar la educación e innovar.
Sus ideas se centran en el tratamiento de las Ciencias en el aula pero se pueden aplicar a todas las áreas porque, como dice en el vídeo, más importante que enseñar qué es un ser vivo es enseñar a debatir ideas, y hacerlo desde que los niños son muy pequeños, porque se puede empezar a construir argumentos desde que se tienen muy pocos años. Ella recalca que "más allá de la respuesta, lo más importante es el camino mental de poder imaginarnos cómo responder a las cosas que nos dan intriga, las cosas que queremos saber". Se trata de aprender a pensar, y más aún, pensar críticamente. El fin es formar niños curiosos, con pensamiento crítico y preparados para la vida, como afirma en este otro vídeo, donde se centra en la educación fuera del aula y subraya que "lo importante no es tanto qué hacemos con los chicos en particular, sino ir tirando de la punta del ovillo de esos temas que nos dan intriga para ver a dónde nos llevan, como una aventura, como en un juego compartido. Y cualquier tema vale, incluso si no tenemos mucha idea, porque no se trata de enseñar sino de contagiar el amor por aprender. Y para eso no siempre hace falta saber".
Sus ideas se centran en el tratamiento de las Ciencias en el aula pero se pueden aplicar a todas las áreas porque, como dice en el vídeo, más importante que enseñar qué es un ser vivo es enseñar a debatir ideas, y hacerlo desde que los niños son muy pequeños, porque se puede empezar a construir argumentos desde que se tienen muy pocos años. Ella recalca que "más allá de la respuesta, lo más importante es el camino mental de poder imaginarnos cómo responder a las cosas que nos dan intriga, las cosas que queremos saber". Se trata de aprender a pensar, y más aún, pensar críticamente. El fin es formar niños curiosos, con pensamiento crítico y preparados para la vida, como afirma en este otro vídeo, donde se centra en la educación fuera del aula y subraya que "lo importante no es tanto qué hacemos con los chicos en particular, sino ir tirando de la punta del ovillo de esos temas que nos dan intriga para ver a dónde nos llevan, como una aventura, como en un juego compartido. Y cualquier tema vale, incluso si no tenemos mucha idea, porque no se trata de enseñar sino de contagiar el amor por aprender. Y para eso no siempre hace falta saber".
En este enlace podéis leer una entrevista a esta experta y aquí podéis descargar su libro Educar mentes curiosas: la formación del pensamiento científico y tecnológico en la infancia, con el que promueve el aprendizaje activo, significativo, responsable y cultivado por la curiosidad, a través de ejemplos y reflexiones profundas.
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